Poema VI
Constantes y sonantes
transcurren los segundos
dentro de esta habitación
que no para de menguar.
Un ingrato reloj que decidió
marchar hacia atrás, rebobinarse,
y ese desvencijado cajón
que deja caer mis recuerdos.
La cabeza que me da vueltas,
y mis manos que intentan detener
aquel infernal aturdimiento
aferradas con fuerza a mis oídos.
La puerta se abre de repente,
una inmensa luz invade el cuarto,
y una suave mano que me toma
y me acompaña hacia la puerta.
transcurren los segundos
dentro de esta habitación
que no para de menguar.
Un ingrato reloj que decidió
marchar hacia atrás, rebobinarse,
y ese desvencijado cajón
que deja caer mis recuerdos.
La cabeza que me da vueltas,
y mis manos que intentan detener
aquel infernal aturdimiento
aferradas con fuerza a mis oídos.
La puerta se abre de repente,
una inmensa luz invade el cuarto,
y una suave mano que me toma
y me acompaña hacia la puerta.
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